Evolución de la deuda externa Argentina

Fuentes: La Nación de Argentina, Ministerio de Economía de Argentina, Diario El País
El diario El País de España realiza un interesante estudio de la Deuda Pública de Argentina pero recién a partir del año 1991, cuando ya había entrado en un proceso muy difícil de controlar. El gobierno de Menem procede a perdurar “vendiendo hasta las joyas de la abuela”’, dolarizando la economía y ajustándose a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional pero sin producir modificaciones estructurales del aparato productivo nacional tratando de amoldarlo a las nuevas reglas de juego de la naciente Globalidad.
No obstante, el país da la sensación de que marcha bien y es elegido como ejemplo de lo que pueden hacer las economías emergentes. No obstante, el mal avanzaba inexorable “por dentro”.
Puede apreciarse, que pese a la venta o en términos menos duros, desafectación del patrimonio económico nacional, el país no le puede ganar la carrera a los intereses.

 
Sin embargo hay que ser ecuánimes. En el estudio realizado basándose en los datos del Ministerio de Economía de Argentina, Jaime Poniachik, publica en el diario La Nación de Argentina, con fecha 6-5-2001 un estudio histórico denominado “Cómo Empezó la Deuda Externa”, del cual extrajimos el siguiente cuadro sinóptico.
Monto Deuda Externa (Millones Dólares), % Aumento de La deuda en el Periodo De Gobierno
 
Movimientos Año Presidente Deuda Externa U$S Deuda Pública Privada en BONOS u$s Pagos- Amortización + intereses Principales Políticas % Aumento
  1966 Onganía 3.276.000.000.-       21,184 %
  1967 3.240.000.000.-      
  1968 3.395.000.000.-      
  1969 3.970.000.000.-      
LOS 70

FLUJO DE

RECURSOS

 FINANCIEROS
1970 Levinsgton 4.765.000.000.-       20,025 %
1971 Lanusse 4.800.000.000.-   0,007 %
1972 4.800.000.000.-      
1973 Campora 4.890.000.000.-       1,875 %
1974 Isabel Martinez 5.000.000.000.-       59,509 %
1975 7.875.000.000.-      
1976 Videla 9.700.000.000.-   1.616.000.000.- DESREGULACIÓN DEL SISTEMA FINANCIERO

ENDEUDAMIENTO PÚBLICO FORZADO
 
ENDEUDAMIENTO PRIVADO IRRESPONSABLE E ILÍCITO INDUCIDO

ESTATIZACIÓN DE DEUDA PRIVADA 
248,717 %
1977 11.700.000.000.-   1.849.000.000.-
1978 13.600.000.000.-   3.310.000.000.-
1979 19.000.000.000.-   2.255.000.000.-
LOS 80

REFLUJO DE

RECURSOS

 FINANCIEROS
1980 27.200.000.000.-   4.182.000.000.-
1981 Galtieri 35.700.000.000.-   5.390.000.000.- 60,294 %
1982 43.600.000.000.-   4.875.000.000.-
1983 Bignone 45.100.000.000.-   6.804.000.000.- 0,034%
1984 Alfonsín 46.200.000.000.-   6.281.000.000.- INTENTO FALLIDO
DE REVISAR
EL ORIGEN
DE LA DEUDA
30,155 %
1985 49.300.000.000.-   6.208.000.000.-
1986 52.500.000.000.-   7.232.000.000.-
1987 58.500.000.000.-   6.244.000.000.-
1988 58.700.000.000.-   5.023.000.000.-
1989 Menem 65.300.000.000.- 3.000.000.- 4.357.000.000.- CONVERTIBILIDAD

PROGRAMAS DE AJUSTE ESTRUCTURAL PLAN BRADY

PRIVATIZACIÓN DE LAS EMPRESAS DEL ESTADO

APERTURA A CAPITALES TRASNACIONALES
149,095 %
LOS 90

FLUJO DE

RECURSOS

 FINANCIEROS
1990 62.200.000.000.-   6.158.000.000.-
1991 61.334.000.000.-   5.418.000.000.-
1992 62.586.000.000.-   4.882.000.000.-
1993 72.209.000.000.-   5.860.000.000.-
1994 85.656.000.000.-   5.771.000.000.-
1995 98.547.000.000.-   8.889.000.000.-
1996 109.756.000.000.-   13.054.000.000.-
1997 124.832.000.000.-   18.308.000.000.-
1998 140.884.000.000.-   21.573.000.000.-
1999 146.219.000.000.-   25.723.000.000.-
EL 2000

REFLUJO DE

RECURSOS

 FINANCIEROS
2000 De La Rúa 147.620.000.000.-     MEGACANJE CONGELAMIENTO DE DEPÓSITOS 0,009 %
2001 147.667.000.000.- 79.300.000.- 49% bonistas locales - 51% bonistas extranjeros
2002 Dhualde 180.000.000.000.-     DEFAULT
FIN DE L
A CONVERTIBILIDAD
22,44 %
2003 180.000.000.000.-    
2004 Kirchner     Negociación forzada - quita de intereses   6,02 %
2005   53.393.000.-  
2006    
2007 191.000.000.000.-      
2008 Fernández          
2009 200.000.000.000.-        
  2010          
  2011          
               

 

Hitos
1978: Gobierno de Videla: El mundo vive en la era de los petrodólares, los bancos internacionales ofrecen créditos fáciles a tasas bajas. Comienza el gran endeudamiento del Estado argentino. A partir de 1980 se produce un viraje en la economía mundial. El crédito se vuelve escaso y caro. Pero nuestro país no parece estar a tiempo de virar: sigue aumentando su deuda, urgido por desequilibrios fiscales y comerciales. A fin de 1983 cada habitante debía al exterior U$S 1.500.
1992: Gobierno de Menem: En 1992, el ministro Cavallo renegocia la deuda externa y logra ciertas postergaciones de las fechas de pagos y algunas deducciones de montos. Sin embargo, el endeudamiento sigue aumentando en forma galopante, engulléndose de paso lo que se pudo haber obtenido por las privatizaciones de empresas del Estado.
2000: Gobierno de De la Rúa: A fin del 2000 cada habitante debe al exterior U$S 3.800.
Notas
A fines de 1975 cada habitante de la Argentina debía al exterior U$S 320
A partir de 1976: las empresas privadas son alentadas a tomar créditos internacionales.
En 1980: se inicia el fenómeno de convertir deuda internacional de empresas privadas en deuda del Estado.
A principios de 1976, cada habitante de Argentina debía al exterior U$S 320; a fines de 1983, cuando los militares se fueron cada habitante pasó a deber U$S 1.500 (en otros términos: la deuda trepó de 8 mil a 45 mil millones.
¿En qué se fue el dinero?:
1) compra de armas (y pagar comisiones por la compra), según estimaciones del Banco Mundial, se emplearon 10.000 millones;
2) cubrir deudas de empresas privadas, esta conversión es inaugurada por el ministro Sigaut y seguida por los sucesivos ministros como Jorge Whebe, así como los directivos del Banco Central, incluyendo a Domingo Felipe Cavallo.
En cubrir las deudas de varias poderosas empresas privadas se nos fueron 5.000 millones. Esas empresas habían tomado préstamos en el exterior y por imprevisión se encontraron de pronto en situación delicada. El Estado salió al rescate. Entre las empresas aludidas se contaban: Celulosa Argentina (1.500 millones), Cogasco (1.350), Autopistas Urbanas (950), Pérez Companc (910), Acíndar (650), Bridas ( 600), Banco de Italia (550), Alpargatas (470), Techint (350 millones).
Se aprecia que el escape del sistema económico, asumiendo montos de créditos para los que el país no estaba preparado, se produce durante el gobierno de Videla y el ejecutor fue su Ministro de Economía Martínez de Hoz, influyente figura de esa época y abanderado de los intereses de la vieja oligarquía Argentina. Como dice el informe, la deuda trepó de 8 mil a 45 mil millones, empleados para fines ajenos al bien común de Argentina: armas, comisiones excesivas, comisiones ocultas y “bajo la mesa”, cobertura y cancelación de deudas de empresas privadas al margen de la ley, etc.
A partir de allí, imperó una corrupción creciente y subordinación a los dictados de los acreedores, un portarse bien internacional como requisito básico de los políticos que aspiraban a mantenerse en el poder.
Argentina ejemplo de explosión social moderna
Las explosiones sociales actuales nada tienen que ver con izquierdas y derechas, al menos como movimientos políticos tradicionales.
Por ejemplo, las explosiones populares recientes en Perú y en Argentina, no son explosiones políticas aunque sus indudablemente sus efectos van a condicionar la política futura.
La gente explota en Argentina porque a los argentinos les resulta inexplicable morirse de hambre, en uno de las cuencas alimentarías más ricas y grandes del mundo. La gente que asaltó los súper mercados para llevarse alimentos representaba todo el mosaico social de Argentina. Con una desocupación real entre desocupados plenos y subocupados, con sueldos promedio inferior a los 500 dólares mensuales pero en un país de economía dolarizada y donde el costo de vida es similar al de Estados Unidos, el obrero, el empleado de camisa y corbata, el profesional, el ama de casa, el estudiante, se están lisa y llanamente muriendo de hambre, en el país de las “carnes rojas”, del trigo, del maíz y de la soja, de la miel y de los productos lácteos.
En la explosión participó básicamente gente pobre y gente empobrecida. Los primeros con hambre física y los segundos con hambre de justicia. Con una ceguera inconcebible el gobierno renunciante de De la Rúa y del ministro de economía Domingo Caballo procedió a hacer añicos la credibilidad en las instituciones al congelar los depósitos de la gente en los bancos, en cuentas corrientes y en cuentas de ahorro y lo remata cancelando obligaciones de la deuda externa con fondos de los pensionados, ya de por sí míseros. A todo esto ya la gente estaba irritada ante las inconcebibles declaraciones de ambos gobernantes para supuestamente “quedar bien” ante los acreedores y el Fondo Monetario Internacional diciendo que lo que ocurría era que los argentinos gastaban poco porque se habían hecho temerosos y extremadamente cuidadosos de sus reservas.
 Toda persona con algo más que aire en la cabeza debe preguntarse qué puede estar pasando en el mundo, desde los ciudadanos de países tradicionalmente pobres a países que fueron modelos de riquezas emergentes como Argentina.
Los economistas y los estudiosos han acuñado los neologismos “neocapitalismo” y “capitalismo salvaje” para señalar las causas de éstas aberraciones económicas. Yo diría que se debe a formas enfermizas, cancerosas del sistema capitalista. Hasta hace una década, esas formas ya existían pero aún había trabajo en los países pobres eufemísticamente llamados “en vías de desarrollo”. A lo largo de ésta última década dos factores dominan y condicionan la economía: la alta tecnología y la enorme concentración de los capitales.
Las pocas personas y corporaciones que logren administrar esos dos factores van a dominar al mundo, hasta que la gente explote e imponga su derecho a vivir, lo cual traerá nueva reglas de juego entre los factores capital y trabajo. Hoy esos dos factores, subordinados al mero crecimiento del capital generan procesos productivos obsoletos y a la larga desocupación masiva con su inevitable correlato de miseria, hambre y explosión social.
La tecnología no está al servicio del “Bien Común” sino al servicio de un irresponsable y absurdo crecimiento del factor capital que puede devenir el un genocidio masivo “a fuego lento”.
La gente es la que produce el capital y el capital es una consecuencia de la actividad de la gente. Sin gente o sin actividad de la gente el capital deja de tener sentido, es una ilusión que para nada sirve.
Los gobernantes de los países de alta dependencia e insensibles a las necesidades de sus pueblos poco pueden hacer para durar un poco más, salvo mentir. Respetando las reglas de juego del sistema financiero dominante poco y nada pueden hacer en beneficio de sus pueblos. Se necesitan nuevas reglas de juego entre economía y sociedad, reglas que deberían surgir, no obstante, por la vía democrática, en forma pacífica, antes que las masas se obnubilen.
Después de la explosión puede seguir el caos.